Olvida lo que creías saber, hoy ponemos al descubierto los mitos y verdades de la psicoterapia.
Nuestra mente es extraordinariamente compleja: rasgos de personalidad, deseos, capacidades y limitaciones, expectativas, ideales, creencias, miedos e ilusiones, material inconsciente… Con todo ello tenemos que enfrentarnos a un mundo complejo, lleno de incertidumbre, cambiante, pero que también tiene mucho que ofrecernos.
Nuestro recorrido por la vida no es siempre fácil, tarde o temprano acabamos enfrentándonos a situaciones que nos desbordan, a momentos para los que no estamos preparados o a problemas que no sabemos gestionar. En otras ocasiones no es necesario que se den hechos excepcionales, y son aspectos intrínsecos a nosotros mismos los que nos dificultan llevar una vida plena y satisfactoria, apareciendo el sufrimiento psicológico en sus distintas manifestaciones: ansiedad, depresión, ira, fobias, trastornos del sueño, de la sexualidad…
La psicoterapia fue concebida para ayudarnos a superar momentos de crisis o para entender aspectos de nosotros mismos que nos resultan incomprensibles y que no nos dejan seguir avanzando. Sin embargo, todavía a día de hoy circulan bulos, rumores y mentiras respecto a qué es y para qué sirve. Desmontamos cinco de los más comunes:
1. El psicólogo trata a gente muy enferma o con trastornos mentales graves
Puede ser, pero no en exclusiva, sería como afirmar que los médicos sólo se dedican a realizar cirugías a corazón abierto. La psicología trabaja con las dificultades de las personas a distintos niveles y con distintos objetivos. Trabajar con un psicólogo no debe ser una circunstancia “excepcional”, sino una forma lógica y natural de abordar nuestros problemas y alcanzar una vida más consciente. ¿Quién puede afirmar que tiene la respuesta a todo lo que le pasa?
2. Ansiedad, tristeza, miedo… acaban desapareciendo con el tiempo
Es posible, sobre todo si aparecen en respuesta a situaciones extraordinarias, pero no siempre es así. Muchas personas lo padecen sin causa objetiva y sencillamente “se acostumbran” a su malestar, aprenden a vivir con él o intentan aliviarlo a su manera. Esta resistencia a consultar a un profesional puede además agravar la situación, provocando la aparición de un trastorno mental de abordaje más largo y complejo.
3. Trabajar con un psicólogo es signo de debilidad o de falta de capacidad
Pedir ayuda no es algo bien recibido por todos. Cuando hablamos de la mente además, necesitamos creer que somos dueños absolutos de nuestra vida, nuestra conducta, nuestras decisiones, y de cómo deberíamos sentirnos en cada momento. Por eso, cuando no podemos comprender algo relacionado con nuestros pensamientos o emociones lo ocultamos (en ocasiones hasta a nosotros mismos), lo negamos o lo intentamos ignorar para evitarnos más sufrimiento. La psicoterapia es un acto valiente, enriquecedor y necesario si quieres llegar a comprenderte mejor. De hecho, son por lo general las mentes más capaces y abiertas las que sacan más partido a su trabajo con el psicólogo.
4. No necesito psicoterapia porque mis amigos y familiares pueden darme el apoyo que necesito en cada momento
No hay duda de que un buen apoyo familiar o social resulta de gran ayuda a la hora de superar momentos difíciles, pero no podemos comparar su labor con la de un profesional que ha dedicado años (grado, máster, cursos de especialización) a conocer el funcionamiento mental. Confundir saber con voluntad es un sesgo muy frecuente, que curiosamente suena absurdo aplicado a otras cuestiones: ¿Pondrías a los mandos de tu vuelo a tu voluntarioso amigo o a un comandante experimentado? ¿y si tuvieses una enfermedad respiratoria? ¿Pedirías que te trate tu prima favorita o un reputado neumólogo? Si piensas que la mente no es tan compleja como un avión o unos pulmones, estás muy equivocad@.
5. Estas cosas es mejor superarlas uno mismo
Hay personas que asumen con resignación sus miedos, limitaciones, incluso el sufrimiento como parte de la vida. Siguen insistiendo a pesar de la adversidad, pensando que se hacen fuertes. Pueden asumir que no hay solución, que esto es lo que les ha tocado y que hay que seguir adelante a toda costa… es un error. El malestar psicológico tiene un origen que podemos hallar, no siempre es cuestión de esfuerzo ni se trata de seguir empujando sin dirección, es posible disfrutar del camino. Para encontrar la solución sólo hay que dar el paso, ser valiente por un momento para empezar a recuperar las riendas de nuestra vida.
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Gregorio Serrano
Psicólogo Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica
Psicólogo en Sevilla
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